domingo, 7 de diciembre de 2014

SOBRE LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

Imagen de www.bibliotecasvirtuales.com


“Yo creo que si hay alguna filosofía de la historia, y no es la historia una cosa irracional y de mero acaso, esta gente [los rusos] está llamada a remover el Asia hasta en sus cimientos. Ellos fueron durante siglos el antemural de la Europa por esta parte, y a ellos toca llevar ahora la bandera triunfante de la civilización europea a esas regiones. Según estas filosofías (y acaso esta nueva consecuencia probará que estas filosofías son falsas), a nosotros los españoles y los portugueses nos toca (y ¡cuán lejos estamos de ello!) hacer en África la misma operación” 


Juan ValeraCartas desde Rusia.

ADMIRAR ACTUALMENTE A RUSIA



"Admirar actualmente a Rusia no es admirar a una persona o a un líder, es valorar un proyecto que ahora mismo es modelo para muchas naciones que no piensan en su decadencia, pese a defectos evidentes, por estos motivos:

1. Proteger la Familia y la moralidad.

2. Defender la integridad e identidad nacional.

3. Proteger a sus ciudadanos y sus territorios.

4. Fomentar la soberanía nacional.

5. Desarrollar un ejército de verdad.

6. Respetar la religión.

7. Reindustrializar el país y aumentar los recursos económicos y naturales.

8. Superar la crisis demográfica y los vicios de la época soviética.

9. Aunando lo mejor de la Tradición y lo mejor de la Modernidad.

10. Y lo más importante, asumir la Historia común, sin memorias históricas revanchistas, uniendo lo mejor del pasado, uniendo generaciones, compartiendo los logros, recuperando los logros imperiales sin marginar a los abuelos que vivieron en la época soviética."



Dr. Sergio Fernández Riquelme. Director de la revista "La Razón Histórica".

miércoles, 5 de noviembre de 2014

ENTRE RUSOS Y ESPAÑOLES


"Entre rusos y españoles no existen tan sólo semejanzas sorprendentes en la periferia de la vida, sino coincidencias en el centro del alma [...] Misión de ambos es pregonar la realidad de Dios en el mundo de lo inconsistente. Por esto hubieron de hacer penitencia ante todos los pueblos de la tierra, mediante una múltiple miseria. Cuando quede cancelada la culpa, se levantarán en el nuevo eón a una nueva grandeza y renovarán la fe en la primacía del espíritu sobre el poder, en la primacía del alma sobre la cosa".

Walter Schubart. Europa y el alma del Oriente (1938)

DOSTOYEVSKI PROFÉTICO

Imagen de cumplede.wordpress.com


“Carente de los instintos de la abeja, que sin problemas y con precisión construía sus colmenas y los hormigueros, las personas trataron de construir algo en la naturaleza de un hormiguero humano perfecto. Rechazaron la única fórmula para la salvación que viene de Dios (..) La torre de Babel se convirtió en un ideal y, por otra parte, en una pesadilla de la humanidad entera.”

“Jamás ha existido un pueblo sin religión. O sea, sin un concepto del mal y del bien. Cada pueblo posee su noción del mal y del bien y un bien y un mal propios. Cuando muchas naciones empiezan a comulgar en un mismo concepto del mal y del bien, perecen los pueblos y comienzan a desdibujarse y a desaparecer las diferencias entre el mal y el bien”.

“Quiero ir a Europa. Sé que sólo encontraré un cementerio, pero ¡qué cementerio más querido! Allí yacen difuntos ilustres; cada losa habla de una vida pasada ardorosa, de una fe apasionada en sus ideales, de una lucha por la verdad y la ciencia. Sé de antemano que caeré al suelo y que besaré llorando esas piedras convencido de todo corazón de que todo aquello, desde hace tiempo, es ya un cementerio y nada más que un cementerio... Europa, ¡qué cosa tan terrible y santa es Europa! ¡Si supieran ustedes, señores, hasta que punto nos es querida – a nosotros, los soñadores eslavófilos, odiadores de Europa según ustedes – esa Europa! ¡Como amamos y honramos, de un amor y una estima más que fraternales, las grandes razas que la habitan y todo lo que ellas han culminado de grande y de bello! Si supieran ustedes hasta que punto nos desgarran el corazón las nubes sombrías que cada vez más velan su firmamento...”

viernes, 24 de octubre de 2014

REVISTA "ESLAVIA"

NO COMPARTIR: PRESENTACIÓN EN PRIMICIA DE LA REVISTA ESLAVIA: 

REVISTA ESLAVIA

Manuel Fernández Espinosa,
Director.

Entre Rusia y España está todo eso que, durante siglos, se jacta de llamarse Europa. La europeidad de Rusia y España siempre fueron cuestionadas por lo que se entendía a sí misma como Europa: Rusia estaba por civilizar y España no estaba más civilizada. África empezaba en los Pirineos y Europa confinaba en Rusia con Asia. Las concomitancias espirituales entre Rusia y España son más grandes de lo que pudiera hacernos pensar el hecho de la distancia que las separa en el espacio y el hecho de ser culturas fronterizas, como ha puesto de manifiesto el hispanista Vsévolod Bagno, marca la diferencia con el resto de países que se titulan sin disputa como europeos.

Cuando una revista como la nuestra emprende su andadura es conveniente recordar esta verdad histórica que es algo más que una percepción, puesto que es la razón por la cual ni Rusia ni España hemos sido aceptados plenamente en el concierto de las naciones europeas: nuestra guitarra y nuestra balalaika parecían desentonar entre violines y clarinetes. Y más que recordar esto a los rusos (que a día de hoy lo tienen claro), conviene recordarlo a los españoles que, desde hace décadas, vienen sufriendo una sistemática destrucción de la identidad como pocos países han experimentado (tal vez Alemania), viviendo en la ficción europeísta que se fomenta desde los grupos de poder político y cultural.

La Revista Eslavia es hechura de un proyecto de envergadura: el encarnado por la revista internacional “LA RAZÓN HISTÓRICA”. En un momento determinado un grupo de colaboradores asiduos de LA RAZÓN HISTÓRICA hemos coincidido (cada uno en su propio itinerario intelectual) en una común admiración por el modelo ruso y hemos decidido conocer a fondo la realidad actual de Rusia, su historia, su cultura y las más diversas facetas de una nación que resurge, tras truncar el plan que le trazaban poderes ajenos a ella misma. La multiplicidad de sus dimensiones, la vastedad de su territorio, la exuberancia de sus expresiones culturales, la pluralidad étnica y religiosa de Rusia, nos exonera de ser exhaustivos: creo, sinceramente, que ni una Enciclopedia, reuniendo a los mejores expertos, podría agotar nunca una realidad como la rusa, tan poliédrica e inabarcable en sus colosales magnitudes. Pero si no podemos ser exhaustivos, lo que sí nos proponemos es ser una voz al margen y contra la corriente, todo lo disonante e incómoda que se quiera, pero a redropelo de los simplistas y sectarios enfoques que desde occidente prevalecen cuando se trata el fenómeno de la Rusia de hoy. Y el lector sabe a lo que me refiero.

¿Qué sabemos de la Rusia de ayer? Poco. ¿Qué sabemos de la Rusia de hoy? Menos todavía. La actualidad nos viene tamizada por unos poderes mediáticos que, lejos de corresponder a la objetividad que proclaman, maniobran interesadamente para distorsionar todo lo que viene de Rusia.

Desde las anteojeras de lo que el filósofo Gustavo Bueno ha llamado el “fundamentalismo democrático”, en occidente (en USA y Europa, se entiende) se cuestiona que Rusia sea una democracia: se deplora el caudillismo que ejerce Vladimir Putin, se entonan las consabidas letanías de condena contra las leyes que imponen límites a los grupos homosexuales en Rusia, se da cobertura a la supuesta “oposición rusa”, se compara a las delincuentes que forman “Pussy Riot” como si fuesen heroínas y se le otorga el título de “mártir” a un sujeto de dudoso equilibrio psiquiátrico como es Piotr Pavlensky que escenifica la auto-mutilación a modo de “acción protesta” contra el gobierno ruso. Tampoco faltan apoyos exteriores a esta artificial “oposición rusa”: Madonna y muchos otros presuntos personajes públicos (cantantes, deportistas, actores) occidentales se han hecho notar como agentes que contribuyen a enturbiar la percepción que se tiene en occidente de Rusia. Tampoco es de poca monta que se agiten los fantasmas de la “guerra fría”, del peligro del comunismo y otras pamplinas cuyo objeto es crear una “leyenda negra” de la Rusia actual, muy similar -por cierto- a la que se orquestó y todavía se agita contra España.

Para comprender un poco lo que es hoy Rusia, valga la síntesis que hace nuestro amigo el profesor Sergio Fernández Riquelme en su libro “El nuevo imperio ruso. Historia y Civilización”. En palabras de Fernández Riquelme, Rusia:

“Es un Estado fuerte con un líder claro y decidido, una democracia controlada y un gran movimiento político-social de apoyo comunitario y mediático, y cierto culto a la personalidad. Unidad y autoridad interna garantizada, a inicios del siglo XXI, por una oposición limitada o cooptada, por una doctrina conservadora-nacional ampliamente compartida por la ciudadanía, y por una estabilidad económica derivada del uso intensivo de recursos energéticos”.

Tras la implosión el régimen soviético, las potencias rapaces de occidente creyeron que Rusia estaba madura para ser podrida y casi lo consiguen. Pero sus halagüeñas expectativas de saqueo y corrupción social se estrellaron contra el recio patriotismo ruso, la capacidad de regeneración del pueblo ruso y el factor humano, la verdadera riqueza de una nación. Ante la resistencia a ser pasto de las aves carroñeras, las potencias occidentales (controladas por las oligarquías capitalistas) acometieron la campaña doble en la que a día de hoy están embarcadas: crear discordias internas (Ucrania es uno de los capítulos más sangrientos y luctuosos) financiando quintacolumnistas que, después de ser repelidos por las autoridades rusas, se convierten en motivo para suscitar la represalia política y económica de los países títeres manipulados por esas mafias transnacionales y, a la vez que realizan su maligna obra, esos mismos grupos intoxican a la opinión pública mundial redibujando los fantasmas de la guerra fría.

Estamos abreviando hechos muy complejos, bien lo sabemos, pero se muestra necesario plantear todo esto para comprender la razón por la cual nos lanzamos, con entusiasmo, a publicar la REVISTA ESLAVIA. En España (y en todo el mundo hispanohablante) es menester una revista que presente a sus lectores muchas de las cosas que se les puede escapar de lo que le cuentan de Rusia. Atender a los múltiples aspectos que presenta el fenómeno emergente de esta potencia es necesario para formarse una idea de lo que es Rusia, una idea más exacta, libre de la manipulación y la intoxicación que perpetran los grupos interesados en despertar la desconfianza y la aversión mundiales contra los rusos. Una potencia que resurge y se afianza suscita grandes aversiones, pero también grandes amores. Sin embargo, no es esa la única razón que nos impele a enfocar el fenómeno ruso.

Resulta admirable que la nación rusa, después de sufrir el infierno del comunismo durante casi cien años, haya resistido. El secreto de su perennidad podría considerarse un misterio, un milagro, un designio. Y no falta aquí una literatura oracular que compone una suerte de “libros sibilinos”.

Nietzsche, viendo perecer a Europa por la blandura de sus instituciones (el matrimonio, el Estado, la Iglesia) tenía grandes esperanzas depositadas en Rusia y el presente las está refrendando: “Rusia, la única potencia que tiene hoy esperanzas de alguna duración, que puede esperar, que puede prometer algo” (escribió en el “Crepúsculo de los ídolos”); cuando en todo el mundo las instituciones más sagradas (como el matrimonio) están pulverizándose, ahí está Rusia defendiendo a la familia sin titubeos.
Nuestro Juan Valera, a mitad del siglo XIX, pudo escribir desde Rusia: “Yo creo que si hay alguna filosofía de la historia, y no es la historia una cosa irracional y de mero acaso, esta gente [los rusos] está llamada a remover el Asia hasta en sus cimientos. Ellos fueron durante siglos el antemural de la Europa por esta parte, y a ellos toca llevar ahora la bandera triunfante de la civilización europea a esas regiones. Según estas filosofías (y acaso esta nueva consecuencia probará que estas filosofías son falsas), a nosotros los españoles y los portugueses nos toca (y ¡cuán lejos estamos de ello!) hacer en África la misma operación” (“Cartas desde Rusia”); se nota en Valera cierto escepticismo para lo que concierne a las dos naciones ibéricas, en aquel entonces ya en declive, pero no deja de ser significativo que se hiciera sus cábalas.

El ruso Konstantin Leontiev predijo en el siglo XIX el triunfo del Anticristo en Rusia bajo la forma de un poder totalitario con sello socialista y así fue. Nikolai Berdiáyev era consciente de que el secreto de la perennidad rusa era el “mesianismo” que si antaño cristalizó en “Tercera Roma” pudo invertirse de la mano de los soviéticos con la “Tercera Internacional” leninista. Walter Schubart también subrayó, en “Europa y el alma de oriente”, el mesianismo ruso como motor de la fuerza nacional. Y el francés Raymond Abellio pudo escribir: “Sólo Rusia es profunda porque sólo en Rusia puede nacer y vivir sordamente, en su infierno comunista, la última, la suprema exigencia metafísica” (“Los ojos de Ezequiel están abiertos”). A esta literatura oracular, más o menos profana, podríamos añadir el papel que Rusia desempeña en las revelaciones de la Virgen María en Fátima, pero eso sería no acabar.

En la REVISTA ESLAVIA nos congregamos españoles e hispanoamericanos, con la puerta abierta a cualquier hombre de buena fe, y lo hacemos por algo más que por nuestro interés científico por comprender la realidad rusa. Lo hacemos también con el legítimo propósito de aprender del fenómeno ruso para superar una de las más grandes crisis espirituales que ha atravesado y atraviesa España.
Han bastado unas décadas para que España, la antigua “reserva de occidente”, se haya desfigurado tanto como para no ser conocida “ni por la madre que la parió” –parafraseando a un famoso socialista sevillano. La labor destructiva de nuestros más sólidos fundamentos no ha tenido parangón en nuestra historia: se hostiga la familia, se vilipendia y acosa a la fe religiosa tradicional, organismos supranacionales suspenden “de facto” la soberanía nacional, se cuestiona la unidad nacional por exasperados nacionalismos centrífugos, se aprovecha la articulación de nuestra propia e insoslayable pluralidad regional para saquear el dinero público, se degrada la educación convirtiendo en peleles manipulables a los futuros ciudadanos, se deteriora la convivencia y, por ende, nuestra propia “vivienda” (esto es: nuestro propio modo de vida), ha sido transformada tan gravemente que lo que está en juego es nuestra propia supervivencia. No podemos extrañarnos si encabezamos las listas en todo lo peor: drogas, abortos… Y lo últimos de la lista en lo principal: nivel de instrucción, nivel de industrialización, etcétera. Nos enfrentamos a un problema de identidad de tamañas dimensiones que hasta resulta comprensible que algunas partes de España pugnen por su secesión, a falta de una razón de pertenencia y un proyecto en común. Todo ello ha sido el resultado de una pautada introducción de vicios que han maleado profundamente al pueblo español que todavía parece quedarle arrestos para contemplar la corrupción de sus clases dirigentes (políticas y económicas).

¿Por qué estamos viviendo todo esto? La crisis del principio de autoridad, el desprestigio de las instituciones, nuestra misma crisis de identidad encuentran su razón de ser en la ignorancia de lo que somos (uno de los problemas más acuciantes es el rigor en la educación; rigor científico y rigor en la exigencia que son ineficaces si no existe la autoridad), pero si la ignorancia podría disculpar a las víctimas del sistema educativo español, la infidelidad de nuestras clases dirigentes no tiene excusa ninguna. Por las razones que fueren, nuestros gobernantes presentes (y no nos hagamos muchas ilusiones por los venideros), han renunciado a tener y mantener una idea de España. Han preferido cualquier cosa antes que entroncar con la tradición hispánica. Se han arrojado (arrojándonos a nosotros) a las telarañas del Nuevo Orden Mundial (occidental): ONU, OTAN, Unión Europea. No han contemplado otro sistema de alianzas que el impuesto por los poderes que hostilizan a Rusia. Quejarnos de lo que nos ocurre solo puede entenderse por esta imperdonable ignorancia y esa no menor traición a lo que somos: como Rusia, España también tiene que cumplir sus designios mundiales y mientras esté servida en bandeja a poderes extraños, esos designios permanecen suspendidos.

El fenómeno ruso ofrece como pocos el modelo de una reanudación de la tradición propia frente a trampantojos que debilitan y avasallan a las naciones que caen bajo su nefasta fascinación. La tradición, lejos de ser una antigualla, es la fuerza de los pueblos cuando se reanuda bajo formas actualizadas, su auténtica libertad y el camino de su prosperidad y grandeza. Por eso miramos a Rusia, no para copiarla servilmente, sino para encontrar en ella el modelo de una futura sociedad para España que, siendo muy de hoy, no sea traición a lo mejor que fuimos ayer. Rusia lo ha hecho, después de décadas de totalitarismo marxista. ¿Por qué no intentarlo nosotros, después de décadas de extravío?
 
PRESENTACIÓN DE LA
REVISTA ESLAVIA
 
Manuel Fernández Espinosa,
Director.
 
Entre Rusia y España está todo eso que, durante siglos, se jacta de llamarse Europa. La europeidad de Rusia y España siempre fueron cuestionadas por lo que se entendía a sí misma como Europa: Rusia estaba por civilizar y España no estaba más civilizada. África empezaba en los Pirineos y Europa confinaba en Rusia con Asia. Las concomitancias espirituales entre Rusia y España son más grandes de lo que pudiera hacernos pensar el hecho de la distancia que las separa en el espacio; y el hecho de ser culturas fronterizas, como ha puesto de manifiesto el hispanista Vsévolod Bagno, marca la diferencia con el resto de países que se titulan sin disputa como europeos.
Cuando una revista como la nuestra emprende su andadura es conveniente recordar esta verdad histórica que es algo más que una percepción, puesto que es la razón por la cual ni rusos ni españoles hemos sido aceptados plenamente en el concierto de las naciones europeas: nuestra guitarra y nuestra balalaika parecían desentonar entre violines y clarinetes. Y más que recordar esto a los rusos (que a día de hoy lo tienen claro), conviene recordarlo a los españoles que, desde hace décadas, vienen sufriendo una sistemática destrucción de la identidad como pocos países han experimentado, hasta instalarnos en la ficción europeísta que se fomenta desde los grupos de poder político y cultural.
La REVISTA ESLAVIA es hechura de un proyecto de mayor envergadura: el encarnado por la revista internacional “LA RAZÓN HISTÓRICA”. En un momento determinado un grupo de colaboradores asiduos de LA RAZÓN HISTÓRICA hemos coincidido (cada uno siguiendo su propio itinerario intelectual) en una común admiración por el modelo ruso y hemos decidido conocer a fondo la realidad actual de Rusia, su historia, su cultura y las más diversas facetas de una nación que resurge, tras truncar el plan que le trazaban poderes ajenos a ella misma. La multiplicidad de sus dimensiones, la vastedad de su territorio, la exuberancia de sus expresiones culturales, la pluralidad étnica y religiosa de Rusia, nos exonera de ser exhaustivos: creo, sinceramente, que ni una Enciclopedia, reuniendo a los mejores expertos, podría agotar nunca una realidad como la rusa, tan poliédrica e inabarcable en sus colosales magnitudes. Pero si no podemos ser exhaustivos, lo que sí nos proponemos es ser una voz al margen y contra la corriente, todo lo disonante e incómoda que se quiera, pero a redropelo de los simplistas y sectarios enfoques que desde occidente prevalecen cuando se trata el fenómeno de la Rusia de hoy. Y el lector sabe a lo que me refiero.
¿Qué sabemos de la Rusia de ayer? Poco. ¿Qué sabemos de la Rusia de hoy? Menos todavía. La actualidad nos viene tamizada por unos poderes mediáticos que, lejos de corresponder a la objetividad que proclaman, maniobran interesadamente para distorsionar todo lo que viene de Rusia.
Desde las anteojeras de lo que el filósofo Gustavo Bueno ha llamado el “fundamentalismo democrático”, en occidente (en USA y Europa, se entiende) se viene cuestionando que Rusia sea una democracia, se deplora el caudillismo que ejerce Vladimir Putin, se entonan las consabidas letanías de condena contra las leyes que imponen límites a los grupos homosexuales en Rusia, se da cobertura a la supuesta “oposición rusa”, se eleva a las delincuentes de “Pussy Riot” a la condición de heroínas y se le otorga el título de “mártir” a un sujeto (de dudoso equilibrio psiquiátrico) como es Piotr Pavlensky que escenifica la auto-mutilación a modo de “acción protesta” contra el gobierno ruso. Tampoco faltan apoyos exteriores a esta artificial “oposición rusa”: Madonna y muchos otros personajes públicos (cantantes, deportistas, actores) occidentales se han hecho notar como agentes que contribuyen a enturbiar la percepción que se tiene en occidente de Rusia. Tampoco es de poca monta que se agiten los fantasmas de la “guerra fría”, del peligro del comunismo y otras pamplinas cuyo objeto es crear una “leyenda negra” de la Rusia actual, muy similar -por cierto- a la que se orquestó y todavía se agita contra España.
Para comprender un poco lo que es hoy Rusia, valga la síntesis que hace nuestro amigo el profesor Sergio Fernández Riquelme en su libro “El nuevo imperio ruso. Historia y Civilización”. En palabras de Fernández Riquelme, Rusia:
“Es un Estado fuerte con un líder claro y decidido, una democracia controlada y un gran movimiento político-social de apoyo comunitario y mediático, y cierto culto a la personalidad. Unidad y autoridad interna garantizada, a inicios del siglo XXI, por una oposición limitada o cooptada, por una doctrina conservadora-nacional ampliamente compartida por la ciudadanía, y por una estabilidad económica derivada del uso intensivo de recursos energéticos”.
Tras la implosión del régimen soviético, las potencias rapaces de occidente creyeron que Rusia estaba madura para ser podrida y casi lo consiguen. Pero sus halagüeñas expectativas de saqueo y corrupción moral se estrellaron contra el recio patriotismo ruso, la capacidad de regeneración del pueblo ruso y el factor humano que es la verdadera riqueza de una nación. Ante la resistencia que ha mostrado Rusia a ser pasto de las aves carroñeras, las potencias occidentales (controladas por las oligarquías capitalistas) acometieron la campaña doble en la que a día de hoy están embarcadas: crear discordias internas (Ucrania es uno de los capítulos más sangrientos y luctuosos) financiando quintacolumnistas que, después de ser neutralizados por las autoridades rusas, se convierten en iconos y motivos para suscitar la represalia política y económica de los países títeres (entre los que figura España), todos manipulados por esas mafias transnacionales que, a la vez que realizan esta perversa obra, intoxican a la opinión pública mundial redibujando los fantasmas de la guerra fría.
Estamos abreviando hechos muy complejos, bien lo sabemos, pero se muestra necesario plantear todo esto para comprender la razón por la cual nos lanzamos, con entusiasmo, a publicar la REVISTA ESLAVIA. En España (y en todo el mundo hispanohablante) es menester una revista que presente a sus lectores muchas de las cosas que se les puede escapar de lo que le cuentan de Rusia. Atender a los múltiples aspectos que presenta el fenómeno emergente de esta potencia es necesario para formarse una idea de lo que es Rusia, una idea más exacta, libre de la manipulación y la intoxicación que perpetran los grupos interesados en despertar la desconfianza y la aversión mundiales contra los rusos. Una potencia que resurge y se afianza suscita grandes aversiones, pero también grandes amores. Sin embargo, no es ésta la única razón que nos impele a enfocar el fenómeno ruso.
Resulta admirable que la nación rusa, después de sufrir el infierno del comunismo durante casi cien años, haya resistido. El secreto de su perennidad podría considerarse un misterio, un milagro, un designio. Y no falta aquí una literatura oracular que compone una suerte de “libros sibilinos”.
Nietzsche, viendo decaer Europa por la licuefacción de sus instituciones (el matrimonio, el Estado, la Iglesia) tenía grandes esperanzas depositadas en Rusia y el presente las está refrendando: “Rusia, la única potencia que tiene hoy esperanzas de alguna duración, que puede esperar, que puede prometer algo” (escribió en el “Crepúsculo de los ídolos”); cuando en todo el mundo las instituciones más sagradas (como el matrimonio) están pulverizándose, ahí está Rusia defendiendo a la familia sin titubeos.
Nuestro Juan Valera, a mitad del siglo XIX, pudo escribir desde Rusia: “Yo creo que si hay alguna filosofía de la historia, y no es la historia una cosa irracional y de mero acaso, esta gente [los rusos] está llamada a remover el Asia hasta en sus cimientos. Ellos fueron durante siglos el antemural de la Europa por esta parte, y a ellos toca llevar ahora la bandera triunfante de la civilización europea a esas regiones. Según estas filosofías (y acaso esta nueva consecuencia probará que estas filosofías son falsas), a nosotros los españoles y los portugueses nos toca (y ¡cuán lejos estamos de ello!) hacer en África la misma operación” (“Cartas desde Rusia”); se nota en Valera cierto escepticismo para lo que concierne a las dos naciones ibéricas, en aquel entonces ya en declive, pero no deja de ser significativo que se hiciera sus cábalas.
El ruso Konstantin Leontiev predijo en el siglo XIX el triunfo del Anticristo en Rusia bajo la forma de un poder totalitario con sello socialista y así fue. Nikolai Berdiáyev era consciente de que el secreto de la perennidad rusa era el “mesianismo” que si antaño cristalizó en “Tercera Roma” pudo invertirse de la mano de los soviéticos con la “Tercera Internacional” leninista. Walter Schubart (“Europa y el alma de oriente”) también subrayó el mesianismo ruso como motor de la fuerza nacional. Y el francés Raymond Abellio pudo escribir: “Sólo Rusia es profunda porque sólo en Rusia puede nacer y vivir sordamente, en su infierno comunista, la última, la suprema exigencia metafísica” (“Los ojos de Ezequiel están abiertos”). A esta literatura oracular, más o menos profana, podríamos añadir el papel que Rusia desempeña en las revelaciones de la Virgen María en Fátima, pero eso sería empezar y no acabar.
En la REVISTA ESLAVIA nos congregamos españoles e hispanoamericanos, con la puerta abierta a cualquier hombre de buena fe, y lo hacemos por algo más que por un aséptico interés científico que nos permita comprender la realidad rusa. Lo hacemos también con el legítimo propósito de aprender del fenómeno ruso para superar una de las más grandes crisis espirituales que ha atravesado y atraviesa España.
Han bastado unas décadas para que España, la antigua “reserva de occidente”, se haya desfigurado tanto como para no ser conocida “ni por la madre que la parió” –parafraseando a un famoso socialista sevillano. La labor destructiva de nuestros más sólidos fundamentos no ha tenido parangón en nuestra historia: se hostiga a la familia, se vilipendia y acosa a la fe religiosa tradicional, organismos supranacionales suspenden “de facto” la soberanía nacional, se cuestiona la unidad nacional por exasperados nacionalismos centrífugos, se aprovecha la articulación de nuestra propia e insoslayable pluralidad regional para saquear el dinero público, se degrada la educación convirtiendo en peleles manipulables a los futuros ciudadanos, se deteriora la convivencia y, por ende, nuestra propia “vivienda” (esto es: nuestro propio modo de vida), ha sido transformada tan gravemente que lo que está en juego es nuestra propia supervivencia. No podemos extrañarnos si encabezamos las listas en todo lo peor: drogas, abortos… Y somos los últimos de la lista en lo principal: empleo, nivel de instrucción, nivel de industrialización, etcétera. Nos enfrentamos a un problema de identidad de tales dimensiones que hasta resulta comprensible que algunas partes de España pugnen por su secesión, a falta de una razón de pertenencia y un proyecto en común. Todo ello ha sido el resultado de una pautada introducción de vicios que han maleado profundamente al pueblo español, el mismo que todavía parece quedarle arrestos para contemplar la corrupción de sus clases dirigentes (políticas y económicas).
¿Por qué estamos viviendo todo esto? La crisis del principio de autoridad, el desprestigio de las instituciones, nuestra misma crisis de identidad encuentran su razón de ser en la ignorancia de lo que somos (no en vano, uno de los problemas más acuciantes es el rigor en la educación; rigor científico y rigor en la exigencia que son ineficaces si no existe la autoridad que las haga valer), pero si la ignorancia podría disculpar a las víctimas del sistema educativo español, la infidelidad de nuestras clases dirigentes no tiene excusa ninguna. Por las razones que fueren, nuestros gobernantes presentes (y no nos hagamos muchas ilusiones en lo que concierne a los venideros) han renunciado a tener y mantener una idea de España. Han preferido cualquier cosa antes que entroncar con la tradición hispánica. Se han arrojado (arrojándonos a nosotros) a las telarañas del Nuevo Orden Mundial (occidental): ONU, OTAN, Unión Europea. No han contemplado otro sistema de alianzas que el impuesto por los poderes que hostigan a Rusia. Quejarnos de lo que nos ocurre solo puede entenderse por esta imperdonable ignorancia y esa no menor traición a lo que somos: como Rusia, España también tiene que cumplir sus designios mundiales y mientras esté servida en bandeja a poderes extraños, esos designios permanecen suspendidos.
El fenómeno ruso ofrece como pocos el modelo de una reanudación de la tradición propia frente a trampantojos que debilitan y avasallan a las naciones que caen bajo su nefasta fascinación. La tradición, lejos de ser una antigualla, es la fuerza de los pueblos cuando se reanuda bajo formas actualizadas, su auténtica libertad y el camino de su prosperidad y grandeza. Por eso miramos a Rusia, no para copiarla servilmente, sino para encontrar en ella el modelo de una futura sociedad para España que, siendo muy de hoy, no sea traición a lo mejor que fuimos ayer. Rusia lo ha hecho, después de décadas de totalitarismo marxista. ¿Por qué no intentarlo nosotros, después de décadas de extravío?
 
Enlace a la REVISTA ESLAVIA
 
Queda abierto el plazo para la recepción de artículos.
La dirección con la que contactar con el Consejo de Redacción es, provisionalmente, ésta: movimientoraigambre@gmail.com

miércoles, 1 de octubre de 2014

EX ORIENTE LUX

Imagen de articulo.mercadolibre.com.uy


"Solamente Rusia reúne condiciones para infundir nuevamente alma a una generación estragada por el afán de poderío y anquilosada en el positivismo. Y lo dicho está en vigor aun cuando Rusia se retuerce actualmente en medio de las convulsiones del bolchevismo. También el horror de los Consejos pasará como la noche del yugo tártaro, y se verificará la frase antigua: 'Ex Oriente Lux'. Con ello no afirmo que las naciones occidentales hayan de perder su significado. Perderán tan sólo la dirección espiritual (...) Parece una afirmación atrevida, pero hay que hacerla con toda decisión: Rusia es el único país que puede redimir y que redimirá a Europa, porque, respecto del conjunto de problema de la vida, adopta una postura opuesta a la de todos los pueblos europeos. Precisamente del fondo de su sufrimiento sin ejemplo sacará un conocimiento más profundo del hombre y del sentido de la vida, y lo anunciará a los pueblos de la tierra. El ruso tiene para ello condiciones psíquicas que hoy día faltan a todos los pueblos occidentales."


Walter Schubart - Europa y el alma del Oriente (1938)

"APOYO A RUSIA" - "LA RAZÓN HISTÓRICA"


Antonio Moreno Ruiz [131-142].

lunes, 1 de septiembre de 2014

POEMAS (V)

Por Antonio Moreno Ruiz


Imagen de es.rbth.com


ICONOS BIZANTINOS

Como un dulce aroma de madera,
con baño de reflexivo incienso,
aparecen los iconos bizantinos,
atrapando las tiranías del tiempo.

Transmisión de sencillez y serenidad,
trazos de rectitud entrañable,
condensación de fondo y forma,
tradición dinámica y venerable.

Luz del oriente para el universo,
antigüedad que siempre se renueva,
imaginería de recogida alma,
sol que vence a las tinieblas.

Lírica espiritual e intimista,
Romania desparramada entre razas,
hondura simbólica y teológica,
peregrinaje de celestial casa.

Austero sello de sobriedad,
alimento ecuménico y divino,
espléndida riqueza litúrgica:
Iconos, iconos bizantinos.





PROPAGANDA ANTIRRUSA (II)

Imagen de es.wikipedia.org


Por Antonio Moreno Ruiz 


Con "El expreso de medianoche" nos intentaron vender los horrores de Turquía. Pero claro, Turquía luego resultó ser amiga y ya pues no hay películas de ese estilo. Con "No sin mi hija", Irán ya olía a azufre, y hasta hoy. Y a falta de Guerra Fría, Tve emite reportajes donde se presenta a Rusia como un país violento y atrasado donde la gente, cuando se aburre, se dedica a apalear homosexuales. Claro...

Y digo yo: Todos esos políticamente correctísimos próceres del sistema ultrademocrático a los que se les llena la boca de "derechos," "libertades", "progreso" y etc.; ¿tendrían agallas para enfrentarse a los soldados rusos? ¿O no ya rusos, sino a alguien que dijera contradecir su para-religión progre-liberal-laicista-y lo que te rondaré morena?

¿Qué harán cuando los marines ya no den más de sí?

De todas formas, evocamos al escritor francés León Bloy, pensando en que tal vez, ya sólo nos queda esperar al Espíritu Santo y a los cosacos.

viernes, 1 de agosto de 2014

PROPAGANDA ANTIRRUSA

Imagen de apocalipsisyactualidad.wordpress.com


Por Antonio Moreno Ruiz 

Alexander I. Solzhenitsyn denunció en pleno siglo XX que en verdad en Occidente no existía propaganda anticomunista sino antirrusa. Desde los Estados Unidos, se enfocaba el problema soviético como el problema del "malvado ruso", obviando que muchos soviéticos eran judíos, georgianos, bálticos, o incluso "ucranianos"... Y obviando que el pueblo ruso fue el pueblo que más vidas entregó en esta trágica parte de su historia, siendo que la diáspora de rusos es superior a veinte millones de personas esparcidas por Europa y Asia. Y encima, seguimos con la propaganda del "ruso malo"... Y en nuestro tiempo, vuelve a reverberar el facilón discurso, convergiendo en Occidente lo mismo a través de liberales que de progres, feministas y neonazis, quienes en Ucrania se unen con el mayor de los desenfados, bajo el mando del sionista francés Bernard-Henri Lévy, autor intelectual de la desastrosa invasión de Libia.

En fin, que no nos vuelva a cegar la propaganda, y que como hispanos, profundicemos más en las relaciones con Rusia, porque falta nos hace en este mundo globalizado, y porque podemos entendernos mejor de lo que parece, tal y como un servidor expresó en las "Dimensiones geopolíticas del hispanismo"

DESDE EL PUNTO DE VISTA MORAL Y ESPIRITUAL

Imagen de www.thesun.co.uk


"...Que desde el punto de vista moral o espiritual, las sociedades democráticas y antidemocráticas tienen sus propios vicios que las hacen equivalentes en esencia. La sociedad antidemocrática limita e impide la libertad, y la sociedad democrática no la limita , pero con su permisividad hacia lo malo o decadente, fomenta la esclavitud moral , es decir, fomenta la libertad externa o aparente y en última instancia limita la libertad interna o real, la libertad del espíritu, por lo que en esencia puede ser más dañina que la misma dictadura totalitaria.

...En lo político puede haber la misma opresión con el sometimiento a un sólo hombre o a varios ( sindicatos, multinacionales, grupos de presión, asambleas, gobiernos locales o regionales, o los partidos políticos cuando se erigen en los únicos representantes de la democracia e impulsan el juego político dentro de los cauces necesarios para que se mantenga su situación de privilegio en la sociedad) e incluso el segundo sometimiento puede ser peor, porque es más difícil escapar al control de las varias esferas de la vida dominadas por varios grupos que a un sólo hombre u organización."


Alexander Solzhenitsyn. Harvard, 1978. 

miércoles, 2 de julio de 2014

RECEPCIÓN DE LA CULTURA ESPAÑOLA EN RUSIA

RECEPCIÓN DE LA CULTURA ESPAÑOLA EN RUSIA

Apuntes breves.

Por Manuel Fernández Espinosa




Aunque Rusia esté tan lejos de España en el espacio, nunca hemos dejado de tener noticia los unos de los otros. Encontramos menciones nada despreciables del Gran Duque de Moscovia, por ejemplo en la obra de Quevedo (Discurso XXVI de “La hora de todos y la fortuna con seso”). Y el prolífico Lope de Vega ambientará uno de sus dramas en la lejana Rusia: “El Gran Duque de Moscovia y emperador perseguido”. Un autor menos conocido, Suárez de Mendoza, también emplea material ruso para su novela “Eustorgio y Clorilene. Historia moscovica” (año 1629): el conocimiento remoto de la realidad rusa, bien es verdad, servía a los escritores españoles para fantasear a su gusto, recreándose en ambientes exóticos. Hay más precisión en el conocimiento que muestra Francisco de Quevedo o Diego de Saavedra Fajardo, políglotas y hombres que se habían movido en el mundo diplomático.

En lo que respecta a Rusia, las noticias que en fuentes rusas se hallan sobre literatura española parecen remontarse al siglo XVI. Aunque parece que el acceso a las obras españolas efectuado por los rusos que más tempranamente se interesaron por nuestra cultura fue a través de otras lenguas como el latín, el alemán o el francés. El monje traductor Máxim Grek mencionaba a Luis Vives. Algunos autores españoles fueron traducidos por la Academia de Kíev, empleando sus textos como material didáctico. También fue usada la “Disciplina clericalis” de Pedro Alfonso por el preceptor del Zar Fiódor (1676-1682). A finales del siglo XVII se tradujo por vez primera, casi recién salido de las imprentas, las “Empresas Políticas o Idea de un Príncipe Cristiano” del más arriba mencionado Saavedra Fajardo. En las postrimerías del siglo XVII se conoció también en Kíev las obras de Raimundo Lulio y más tarde serían celebradas en Moscú. Durante el siglo XVIII, muchas novelas populares cuyos autores firmaban con los pseudónimos como “Doltorn” o “Francel-Vencian” escogían como protagonistas a personajes con sonoros nombres y apellidos españoles, tales como Alfonso de Castilla, don Ramiro Derzas, don Isim. En 1720 ya es mencionado en fuentes rusas nuestro Miguel de Cervantes.
En 1820 la hispanofilia cultural rusa llegará a su ápice: así Pável Alexandrovich Katenin (1792-1853), uno de los exponentes del romanticismo ruso, tradujo los Romances del Cid. Piotr Vasilievitch Kireïevski (1808-1856), hermano del eslavófilo Iván Kireïevski (1806-1856) se ocupó de la literatura española en calidad de etnógrafo y avezado filólogo. Uno de los libros de viajes a España, escrito por un ruso, serían las “Cartas sobre España”, de Vasili Petrovich Botkin (1812-1869), que fueron publicadas en revistas desde 1847 a 1849 y en forma de libro el año 1857.

Tampoco los grandes nombres de la literatura rusa dejaron de sentir una fascinación por España. Nikolai Vasilievich Gogol (1809-1852), autor de “Almas muertas” y “Tarás Bulba”, ponía en palabras de uno de los personajes de una de sus novelas estas palabras: “Hoy estuve toda la mañana leyendo periódicos: ¡Qué cosas más raras que pasan en España! ¡Hasta me era imposible comprenderlo del todo! Se dice que el trono está vacante y que los altos dignatarios están en una situación muy difícil respecto a la elección del heredero, y que de allí proviene la indignación general. Esto me resulta en extremo extraño: ¿cómo puede estar un trono vacante? Dicen también que cierta “doña” tiene que subir al trono… Pero una “doña” no puede subir al trono; pues eso es imposible, dado que el trono ha de ser ocupado por un Rey”. Así se percibían en Rusia los prolegómenos de lo que sería nuestra Guerra de los Siete Años (Primera Guerra Carlista). La lectura de los periódicos que llevaban a Rusia la actualidad española fue el detonante para que se desencadenara la locura (muy quijotesca) que ese personaje novelesco tenía larvada pues, ante el trono vacante, descubre un buen día que: “¡Hoy es un gran día! ¡En España hay un Rey! ¡Por fin ha sido encontrado! Y este rey soy yo. Reconozco que al parecer me ha iluminado un rayo”. El título de esta novela es “Diario de un loco”. Otro grande de las letras rusas, Iván Turguéniev bebió los vientos por la española Paulina García Sitjes, de quien fue amante. Y no permanecería inmune al influjo español el gigante de la literatura rusa, Fiódor Dostoyevski, además de muchas menciones que hace de España en tantos relatos y tantas de sus novelas, en “Los hermanos Karamázov” (1879-1880) dedicará un gran espacio a exorcizar sus demonios, en lo que será uno de los pasajes más famosos de “Los hermanos Karamázov”: el relato del Gran Inquisidor, que tomó como lugar de la acción Sevilla. Dostoyevski siempre alimentó una acerva desconfianza por el catolicismo romano y, en concreto, tuvo una hostilidad por la Compañía de Jesús. El filósofo alemán Peter Sloterdijk quiere ver en la figura del Gran Inquisidor de Dostoyevski un “representante de un nuevo conservadurismo político y cínico”, siendo más que el retrato de un inquisidor español veraz, “una retroproyección de avanzadas tensiones ideológicas desde el siglo XIX al XVI”.

Creemos que con estos apuntes hemos ofrecido unas muestras, aunque no exhaustivas, de que (desde el siglo XVI hasta el XIX) existió una permanente, aunque variable, recepción de la cultura española en Rusia.

martes, 1 de julio de 2014

POEMAS (IV)

Por Antonio Moreno Ruiz 


*Imagen de kraljaleksandar.deviantart.com


EL ATAMÁN COSACO

Un atamán cosaco,
A orillas del Don divagaba,
Veía a su hijo amado,
En su bendita tierra se regodeaba.

“¡Hijo mío, ven! “, le espetó,
“¡Voy padre! “; corría el niño,
“¡Hijo, ten cosaco corazón,
Sé rápido y altivo!“

“¿Por qué me dices esto papá?“
“Hijo, calla y escucha:
Que nunca está de más;
Voy a hablarte de a Santa Rusia “

“¡Papá, Rusia, nuestra patria...!“
“Sí hijo mío, la de la Fe,
La de nuestra sangre eslava,
La del Zar que habremos de ver“

“Papá, ¿volverán los rusos blancos?“
“¡Claro que volverán!
Y nosotros, con nuestros caballos,
Caudillos seremos de libertad“

“Hijo, por la Fe, el Zar y la Patria,
Recuerda este nuestro trilema,
Que el sonido de la balalaika
Te embriague con firmeza “

“Hijo, escucha los acordeones,
Piensa en los zaporogos,
Ama sin fisuras nuestras tradiciones,
Honra a tus mayores con decoro“

“Hijo mío, nuestra sangre es silvestre,
Preferimos la vida dura, pero natural,
Nuestro pan moreno en tierra agreste,
Bendecido siempre será“

“Hijo, recuerda que los cosacos,
Fuimos los mejores colonos de Siberia,
Que esa gesta de nuestros antepasados,
Sólo es comparable a los españoles en América“

“Niño de mis entretelas, en Gogol pensarás,
Admira su literatura, mas la realidad es distinta,
El arte de la cuentística en Chejov verás,
El arte de la guerra es nuestra mejor estima“

“Oh mi vástago, por Dostoyevski,
Sobre sufrimiento y redención reflexionarás,
Y en nuestros días, Solyenitsin....
¡Oh Solyenitsin, grata política e historia hallarás!“

“Somos hijos de la niebla,
Las tierras fértiles amamos,
Nuestros son los alcázares de guerra,
Esta vil esclavitud despreciamos“

“De la Vieja Rus somos el núcleo fuerte,
De la Rus renacida en Kiev,
Reza porque nos sonría la suerte,
Unidad nacional habrás de ver“

“¡Oh, riberas del Dniéster y del Volga!
¡Ah de la Europa y el Asia que nos esperan!
El son de la conquista nos otorga,
Que habremos de rebasar más de una frontera“

“Aún se olfatea el miedo,
De los tártaros y los otomanos,
Constantinopla volverá a ser del heleno,
Resurgirá el vivo espíritu cristiano“

“¡Oh el Kuban, la estepa...!
Nosotros siempre guardianes, protectores;
Aún parece que Napoleón tiembla,
Aquel vil usurpador de afeminadas cohortes...”

“Hijo, recuerda nuestra perenne lucha,
Que se desata contra el bolchevismo,
A Guardia Imperial y Konvoi nuestra memoria escucha,
Brava resistencia es nuestro destino,

“Stalin y demás ralea,
Nuestra cultura avasallaron,
Pero no importa, no importa, ¡ea!
Una vez más, aquí estamos“

Y ante tan magníficas palabras,
El niño cosaco se estremecía,
Lleno de amor y de ternura sana,
A su padre respondía:

“¡Padre de mi alma, vive Dios, vive Dios
Que me siento orgulloso de ser cosaco,
Hasta el río Ural mi corazón,
Respira con la nobleza del ruso blanco!“

“Hijo, la sangre te llama,
El pope te aupará,
Tu sentir se agudiza, esa flama....
Esa es la flama que arderá“

“No sucumbas a la tristeza,
Mantén intacto tu honor,
Que encuentres una mujer bonita y sincera,
Forma una familia con pundonor“

“¡Oh, padre muchas gracias por tus palabras !
Soy hijo tuyo, noble atamán,
La vida te debo, siempre gracias,
Tú, mi guía; tuya mi lealtad“

“Atamán soy, hijo mío,
Y atamán si Dios quiere seré,
Tú los ha dicho,
Juntos lo habremos de ver“.








martes, 3 de junio de 2014

SOLZHENITSYN Y RUSIA

Extraído de La Tercera Guerra Mundial Sionista




"Nuestra amarga experiencia nacional contribuirá, en caso de nuevas condiciones sociales inestables, a prevenirnos contra fracasos funestos."





“En la URSS no se puede decir nada; en Occidente se puede decir todo, pero no sirve para nada”.






Vladímir Putin junto a Alexander Solzhenitsyn entregándole el Premio Nacional de Literatura, en casa del escritor, año 2007.


Dos años después el presidente ruso declaró al "Archipiélago Gulag" de lectura obligatoria en las escuelas secundarias de Rusia.

Al hacerlo, Putin dijo lo siguiente: "Sin conocer lo que contiene este libro no podremos tener una idea completa de nuestro país y difícilmente podremos pensar en el futuro".



Solzhenitsyn, en una de sus últimas declaraciones, dijo: No tengo ninguna esperanza en eso que llaman "Occidente", y ningún ruso debería tenerla. La excesiva comodidad y prosperidad han debilitado su voluntad y su razón (...) Lo más impredecible y sorprendente para nosotros será el curso de los acontecimientos futuros."









Año 2008: Funeral de Estado para Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn, por orden de Vladímir Vladimirovich Putin. 

jueves, 1 de mayo de 2014

¿ALIANZA HISPANO-RUSA?



Por Antonio Moreno Ruiz


Si bien siglos atrás Rusia había sido para los españoles terra incognita, allá por el siglo XIX se dio la hipótesis de una alianza entre las Españas y las Rusias, de lo cual se hizo eco el escritor canario Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales. Situémonos en los duros comienzos del siglo XIX: España es invadida por la Francia Revolucionaria. Comienza una durísima Guerra de la Independencia, donde los liberales, aun dizque patriotas, conspiraban en minoría, queriendo el poder a toda costa frente a un pueblo que en sus banderas ponía “Religión, Rey y Patria”, rechazando las ideas revolucionarias. Pero a ellos les daba igual que su pueblo, al cual insultaban y menospreciaban, creyéndose la más alta e iluminada de las élites, se desangrase contra la ocupación militar napoleónica. No es cuestión de detallar en este artículo lo costosa que fue aquella guerra tan heroica como justa; empero, sí hemos de fijarnos en el caos de antes y después. Y ya estando en el trono Fernando VII, nos encontramos con un país extenuado, y con unos políticos ávidos y sin escrúpulos en inmensa mayoría, que entraman palaciegas conspiraciones, que miran con contento y hasta azuzan las revueltas secesionistas en América y que están dispuestos a vender a su madre con tal de obtener el poder.

En esta dura encrucijada, Fernando VII tiene un ministro que se llama Antonio Ugarte. Un tipo que parece habilidoso y leal, y que escudriña por todos los rincones de la Villa y Corte y hasta de la política exterior. Antonio Ugarte va obteniendo muy buenos contactos. Uno de ellos es Tatischev, el embajador ruso en España. Había una pequeña comunidad rusa en Madrid que llegó a tener su propia iglesia, siendo que dos siglos después, parece verse este mismo cuadro, asimismo extendido por otras partes de España. Tatischev parece un tipo muy habilidoso, hábil en la conversación, ágil de pensamiento. La situación americana es desesperante, y la postura rusa parece ser de apoyo a España. Muchos de los militares que supuestamente debieran ser realistas, no hacen más que meter la pata, y parece que intencionadamente. No es casualidad que luego, Morillo, Espartero o Rodil fueran adalides del liberalismo, así como Maroto de la traición. Morillo llega a Venezuela y liberta al criminal genocida Arismendi y no tiene empacho en abrazarse con Bolívar, demostrando así su hermandad en la masonería. Toda la obra del Taita Boves y los temibles llaneros (1), el mejor ejército de América, quedó sepultada por la politiquería traicionera. En el otro bando, José de San Martín, nacido en Yapeyú y con más de veinte años de servicio en el ejército español, se licencia tras la batalla de La Albuera, acude a Inglaterra y traiciona a su patria alimentando la secesión con la oficialidad británica, la misma que estuvo intoxicando durante años en España cuando supuestamente nos ayudaba contra Napoleón. Con ellos se introducirá hasta en el muy realista Perú, acabando con su estabilidad política y económica. En la Península, Riego no para de conspirar, hasta que consigue detener por la vía golpista la ayuda militar para las Indias; tanto así que Alan García, expresidente de la república peruana, llega a decir en su obra Pizarro, el rey de la baraja, que es el auténtico héroe de la independencia americana (2) … Fernando VII no sabe ya que hacer ni su intelecto da tampoco para mucho más. Y es entonces cuando Ugarte comienza a sugerirle lo siguiente: La alianza con Rusia.

¿Una alianza con Rusia? Rusia está muy lejos.... No, no está tan lejos. Los rusos habían expandido la Beringia y ya estaban más que enfrascados en el Pacífico. Alaska no era una tierra precisamente fértil o “amable“, y ya habían ido desde los dieciochescos años buques españoles para contener cualquier intento expansionista. La frontera parecía movidita hasta no hace mucho. Los rusos se aproximaban cada vez más hacia la América del Norte. Y Rusia, si bien con muchos frentes, parecía consolidarse como gran potencia, desde su acercamiento a la Europa Central hasta los confines más lejanos del Asia. En Rusia estaba la clave. A Rusia le convenía tener como aliada a una monarquía cristiana con tanto bagaje histórico y aún con poder territorial. Y a España le convenía tener una potencia fuerte como amiga. Ambas mantenían una muy incómoda posición en la Europa, con amplios reinados en tierras lejanas. Y ahora, con la Revolución en el poder expansivo, mucho más. La Guerra había sido costosa y parecía haberse restablecido la calma en Francia; pero en España, todo parecía irse de las manos. Ugarte al parecer quería algo claro: Casar al joven Borbón español con una princesa Romanov. Hubiera sido el mejor lazo que hubiera sellado la fraternidad de ambos pueblos, que siempre se habían destacado, entre otras cosas, por ser centinelas del Viejo Continente: Unos contra los moros, otros contra los mongoles, y los dos contra los turcos. Con todo, quien menos desearía esta alianza sería Estados Unidos, que se podrían echar a temblar nada más oír semejante idea. Una Santa Alianza podría recobrar a nivel potencial los ideales monárquicos, tan arraigados en el pueblo hispanoamericano.

Ugarte buscaba cómo poder salvar los muebles y acrecentar su poder. Y Fernando VII divagaba. No le parecía mala la idea de alianza, pero eso del matrimonio....No, eso era demasiada responsabilidad, y la alta responsabilidad no se había hecho para él. Estaba acostumbrado a sacudir los problemas como quien se sacude las moscas. Sí, se comprarían los buques, se confiaría en el tal Tatischev. Había que confiar en una Rusia capaz de liderar una Santa Alianza. Y había que sofocar las revueltas americanas. América podía aportar ingresos y seguridad a una España extenuada. Los independentistas serían fácilmente aniquilados....Esos buques vendrían a ser providenciales. Pero claro, no se contaba con la traición de Riego, y como la secesión de los virreinatos estaba pactada entre las oligarquías criollo-mestizas, los revolucionarios españoles y el imperialismo británico…

Y bueno: Los buques rusos resultaron ser un desastre. Tatischev engañó a propios y extraños como a chinos, con el compadreo de más de un sinvergüenza ruso, al parecer, a espaldas del Zar. Ugarte quedó desacreditado. Y Fernando VII buscó esconder el ridículo a toda costa. América ya estaba entregada. Pronto, se la repartirían seguramente entre ingleses y franceses, y lo más que se podía hacer era salvar Cuba y Puerto Rico (abrumadoramente realistas), manteniendo, asimismo, las Filipinas.

Los buques tuvieron que ser tirados, no servían ni para chatarra. Y el gran vencedor de Napoleón, el mítico Alejandro I de todas las Rusias, sin enterarse.... ¿ Incidente diplomático ? No. Bajada de Tatischev y Ugarte y poco más.

Los rusos seguirían merodeando por las norteñas Américas, pero acabarían vendiendo Alaska a los angloamericanos, al igual que España hizo lo propio con la Florida.

En la Santa Alianza, el sano liderazgo de Alejandro I o de los austrohúngaros acabaría siendo malmetido entre la intromisión de otros, empezando por los hijos de la Gran Bretaña y los prusianos. El duque de Angulema entró en la Piel de Toro en loor de multitudes, con un pueblo que lo acogió como libertador frente al golpismo liberal; pero ya se había truncado una Santa Alianza “ menor “ que igual podría haber sido no ya interesante, sino vital para la política hispánica....

¿Cuándo veremos, nuevamente, una alianza hispano-rusa? Pues en un frente solo. Algunos pensarán que en el Frente Popular y la URSS…. No. Quiero decir: No se puede hablar de una alianza hispano-rusa ahí, porque ahí lo que hubo fue el entregamiento total de la oligarquía republicana a Stalin, y la gran mayoría del apartado soviético no era ruso. Como dijo Alexander Solzhenitsyn, quien apreciaba la lucha de España por el cristianismo frente al comunismo, y al que tan mal trataron democristianos y marxistas cuando vino a España en 1976 (3):

"Tienes que entender. Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos. Ellos odiaban a los rusos. Ellos odiaban a los cristianos. Impulsado por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin una pizca de remordimiento humano...

Con sus manos manchadas de sangre, muchos de mis compatriotas sufrieron más horrendos crímenes que cualquier pueblo o nación alguna vez haya sufrido en la totalidad de la historia humana. No estoy exagerando. El bolchevismo ha llevado a cabo la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo sea ignorante e indiferente sobre este enorme crimen es prueba de que la media mundial está en manos de sus autores."


Es por eso que sí que hubo una alianza hispano-rusa, pero a través del Ejército Blanco y el Requeté (4). Un poco antes, el barón de Wrangel se había ofrecido voluntario al general Primo de Rivera para combatir a Abd-El-Krim en el norte de África, mas no se llegó a consumar el proyecto. Sin embargo, en 1936, unos cuantos rusos blancos se presentaron voluntarios a través de la frontera francesa para luchar contra el comunismo. Preguntaron que quienes eran esos de las boinas rojas, que sonaba a comunismo, y les respondieron que de comunismo nada, que luchaban por Dios, la Patria y el Rey. Cuando vieron también el águila bicéfala, los rusos dijeron que se parecía tanto a su símbolo como a su lema, pues ellos habían luchado por la Fe, el Zar y la Patria, así que pidieron ser encuadrados en dicha organización y atrajeron a otros muchos compatriotas a compartir trinchera con las milicias carlistas, mientras que otros se integraron en la Legión. Y como recuerdo de aquella epopeya, se erigió no hace mucho la cruz en el Cerro del Contadero, en Guadalajara, una cruz rusa en un enclave de la España profunda y auténtica, bendecida por popes rusos; acaso el  cimiento de una alianza real y entrañable que un día debería ser reiterada. (5) 







(1) Sobre el Taita Boves, véase:


UNA VÍCTIMA DE LAS DE LAS "ETERNAS" CAMARILLAS QUE TRABAJAN CONTRA ESPAÑA



LA RAZA HISPANA Y SU CONCEPTO VIDA





(2) Véase:

Resultados de búsqueda


Resultados de búsquedaANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: "PIZARRO, EL .

Resultados de búsquedaANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: "PIZARRO, EL .

Resultados de búsquedANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: "PIZARRO, EL .


(3) Sobre dos aspectos diferentes de esta temática:

De Benet y Solzhenitsyn


RAIGAMBRE: EL BOLCHEVISMO NO FUE RUSO




(4) Véase:

Voluntarios Rusos Blancos en Tercios Requetés




(5) Sobre la cruz rusa en el Cerro del Contadero, véase:

Сruz conmemorativa « † Parroquia de Santa María ...



Sobre una propuesta de alianza con Rusia desde una perspectiva hispanista, véase:

24.1 - Revista La razón histórica